José Antonio Vilela Medina

Depresión moderada

No se puede despejar los deseos de la mente,
ni la bruma de la desesperanza.
Fue la mala suerte, seguida de esa terrible desgracia.
Un abismo interminable y un alma vacía,
algún lenitivo clama, suspira ante lo más horrendo y espantoso.
Triste, melancólico, fenecer quisiera.
Lúgubre reflejo; no se puede ver.
Crepita, llora, suplica la angustia lo acompaña.