Pola

VIEJO ÁRBOL

Las sigilosas manos de la oscuridad

han vuelto a abrazarme

he intentado desprenderme de ellas;

éstas una y otra vez agrietan el corazón.

 

Los pensamientos insensatos cercenan el alma

sumergida en el cieno intento escapar,

nuevamente me desplomo en el abismo,

y sus afiladas cuchillas mutilan mi cuerpo.

 

Los  ojos fijos en la nada 

divisan aquel viejo árbol,

que extiende sus ramas, su luz…

para sosegar el dolor de vivir.