Samuel Santana

El pueblo soñado

Cuando llegue a tutelar domador de  guanacos

  las gentes estarán colmadas de flores,

 remedios paquidermistas,

ansias libertarias, odas metafísicas y

 alcances siderales.

No habrá obreros rompiéndose las venas

 para conquistar marionetas,

viejos gastados en poltronas,

 luchadores de caminos empobrecidos,

huevos estancados en  árboles inalcanzables

ni movimientos  desgatados o arrumbados.

Todo estará por la Patria y por las vindicaciones

 ocasionales y metódicas.

¿Por qué lloran hoy los hijos de los rancheros

y de los carpinteros abrumados?

Dadles el pan y la miel de las

 montañas apercibidas.

No quiero oír más  gritos de indefensos

desprovistos de flores y estrellas.

Sacad la niña del pozo y mostradla al

mundo como  reina de jazmines.

Las mañanas han de ser reconocidas

en el  humo enredado entre hojas

 amarillentas de ríos y arroyos.

Al pueblo no habrá de faltarle alimento,

 sueños, paz, alborozo,

 payaso, gitano y la lira en cierne.

Han de ser destituidos de sus atardeceres

 la miseria, la peste, el hambre,

la desnudez y la guerra de espadas

 con fuego y arcabuces templados.

Ordenad al vigía que abandone la garita y

 vaya al campo a cultivar la vid y los  olivos.

Las mujeres aman el aceite y anhelan el vino.

A los soldados que rompan

barrotes y dirijan prisioneros

a construir  casas a  pobres,

senderos a las aldeas,

versos quiméricos, lagunas de peces y

artículos para los picapiedras.

¿Por qué tanta energía estancada?

Infundid a cada quien el valor de las esferas.

Que a caballo corra el mensajero y

propague la buena nueva de los pájaros

 volando con las banderas del viento.

Afirmen que ya los jueces,

los ancianos, gobernantes y autoridades

no volverán a sojuzgar al pueblo con talantes

 de tiranos, verdugos, piratas y ladrones de tumbas.

Al maquinista se entregará la manivela,

al médico el almanaque progresista,

al alcalde la honra estrangulada,

al trompetista las gredas de harina y

al cura el molino para las habas.

Toda fiera será saludada y

 enemigos cantarán en la plaza.

Sobre las tribunas públicas los sabios

 proclamarán las horas de las rapsodias,

los senderos de las garzas flamígeras,

 las ecuaciones heroicas,

los razonamientos mágicos y

las obras mamposteadas.

En las escuelas habrá flores,

carimañolas, poesías,

lámparas académicas y

 docentes alegres y versátiles.

El pueblo será un pueblo

donde el cielo estará abierto,

 la tierra parirá recuerdos,

las aguas besarán las plantas talofitas del mar,

 el aire traerá canciones,

los niños alabarán en templos,  

los pájaros conducirán polluelos

 y los asaltantes, ladrones, corruptos y

 mentirosos cavaran fosas para sus fechorías.

Así será la Patria inmensa argumentada

hoy desde este magno catalejo.