Marah

La flor del beso

¿Que te olvidaste de la flor del beso:

la que supe sembrar en tu boscaje

con la savia feraz de mi lenguaje

y las aguas de Temis en exceso?

 

¡La que fue tu beldad y tu embeleso:

por ser raudal de polen en tu traje,

y prendida quedara cual tatuaje

con mieles del amor de un nido espeso!

 

Jamás un girasol le dio la espalda

a los polvos del vals de mariposa

en el club del romántico Cupido.

 

Ni puede enamorar a la Giralda

el fénix que en su cúspide se posa

sin la espiga del cáliz encendido.