Al oír tu canción sentí el anhelo
de los días que juntos compartimos
cuando llenos de amor mirando al cielo
nuestras almas con besos las prendimos.
Recordé las lunadas de verano,
que colmados en llamas de albedrío,
me decías tomados de la mano:
nuestro amor es eterno desvarío.
Escuchando su nota melodiosa
en el alma la pena me brotaba,
al sentir la cadencia primorosa
que tu cuerpo bailando desplegaba.
A mi mente vinieron los instantes
de esa noche bañada por la luna
cuando tú con suspiros palpitantes
me decías que yo era tu fortuna!
Nuestros cuerpos se unían tan ansiosos
y bebimos la copa de ilusiones,
nos hundimos en mares tempestuosos
con frenéticas olas de pasiones.
Hoy las canas ya cubren mi cabeza
y pregunto con voz desesperada:
¿Porque fácil rompemos la promesa
que juramos con alma enamorada?
He guardado las cosas mas hermosas
como dulces testigos de esos días,
tus miradas tan claras, candorosas,
y tus cantos de suaves armonías.
¿Porque siempre termina la quimera
y nos deja flotando cual las hojas?
Y mi mente se dice: ¡Quien supiera
y evitar que nos cubran las congojas!
Nada existe, mas todo yo lo miro
con la misma emoción de tierna cita;
y desprendo del alma gran suspiro
al sentir que tu imagen resucita.
Son quizás los delirios de poetas
esos sueños tan lindos que se han ido,
tu canción mis poemas , nuestras metas
son las aves que buscan otro nido.
Autor: Aníbal Rodríguez.