Son las llamas candentes, intangibles,
de tu amor, que devora mis entrañas,
las que causan dolores indecibles
al sentir tus miradas tan hurañas.
Ese fuego camina vehemente,
todo cubre a su paso acelerado,
y cenizas me deja solamente
del ensueño que vive destrozado.
Nunca logro alcanzar la dulce fuente
de tu aliento, que puede detenerlo,
y su avance mortal es inclemente,
que mi pecho, lo siento va romperlo
El consume insaciable cuerpo y mente,
la espiral de calor es demasiado,
al tratar de extinguirlo es mas candente
y su fuerza es con viento huracanado
De que forma podría yo salvarme
de este incendio voraz que me sofoca,
si tu quieres podrías ayudarme
con el soplo divino de tu boca.
Implorando mujer, te pido ayuda
con el tierno conjuro de tus besos,
que serán el torrente que sacuda
mi deseo, cubierto de embelesos.
Autor: Aníbal Roríguez.