No preguntes mujer por mi tristeza
ni preguntes la causa de mi llanto,
yo perdí la dulzura de tu encanto
y es difícil vivir sin tu terneza.
A los lirios que miras que marchitan
no preguntes que pudo lastimarlos,
no preguntes que pueden opacarlos
a mis ojos que tanto amor te gritan
No preguntes que cierzo es el causante
que mi voz se quedó sin alegría,
ni preguntes razón de su afonía
al canario de trino susurrante,
No preguntes al árbol deshojado
que motiva desértica apariencia,
ni preguntes que causa mi impaciencia
que parece que vivo encadenado.
No preguntes al río porque yace
sin corriente, y su cauce va secando,
ni preguntes al alma que llorando
porque verso de amor ya no le nace
Si los lirios pudieran contestarte
te dirán que su vida es primavera,
mi tristeza mujer, tan dura y fiera,
la provoca el dejar de venerarte.
Si el canario pudiera replicarte
te podría decir que lo han herido,
asi mismo mi pecho entristecido
te dirá lo laceras al marcharte
Y la rama del árbol, ya desierta,
te dirá que su vida es el invierno,
y lo mismo, mi dolo se hace eterno
al mirar mi quimera que esta yerta.
Ese río boyante en otros días ,
te dirá que sequía fue su muerte,
susurrando mi espíritu, ya inerte,
te dirá que tu fuiste poesía.
Autor: Aníbal Rodríguez.