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Nuestro delito: El amor I

 

-Nace como nació el fénix, de la nada,

se suspende como la Luna, en la inmensidad,

perdura como el tiempo y se acaba como éste,

siempre y nunca, en una inmensidad de nada, en el absoluto infinito…

 

Lo llevamos en silletos ensangrentados de pudor, que por el placer cayo,

nuestro delito: amarnos, entregarnos a la inmensa nada, en el absoluto infinito,

entregarnos lagrimas, uñas, gemidos, sudor, pasión…

entregarnos en las tinieblas de lo prohibido,

en la divinidad de lo inextinguible, a lo sumiso y a lo rebelde.

 

Componernos y descomponernos,

en materia, en energía, en versos, en amor.

 

Nuestro delito: sobrepasar y romper el universo,

acariciarnos con rosas besarnos entre nebulosas,

excedernos del licor de Afrodita y volver a crear al amor.

Por tanto ser culpados por el amor, condenados en la nada, en los límites del todo,

vivir resignados en un lugar sin fronteras -la poesía- y ser la esencia del amor.

 

-Mi querido poeta, tu rebeldía me conmueve,

tus palabras sublimes, tu amor el que en mi corazón nace,

es tatuaje que me marca con exquisito dolor mi alma.

 

Es el canto del ruiseñor el que marca la hora en que deberos ir,

el Sol rasga el celeste y la epifanía de su canto nos advierte el fin de nuestra velada,

¡Poeta! ¡Poeta mío! mi condena es contigo.

 

-Dulce laurel, mi pluma te otorgo, no sólo de noche también de día

y es menester para ella permanecer en tus labios perenne a ti

inmóvil ante el absoluto, siempre cumpliendo con su faena de serviros

 

Si el Sol arrastra su oz de luz, para ponerle a nuestra cita fin,

yo lo detendré con firme mano y contra lo natural…

¿Será así que me permitirás ocupar lugar a vuestro lado?

¿¡Qué hazaña tendré que superar, para contigo estar!?

 

-No deseo hazaña alguna… la única que vuestra pluma y tú, deben cumplir

es enamorarme más y más, de ustedes, de tu pluma y del rostro de vos…

es encantarme para que en vuestros labios yo pueda descansar

y en vuestras caricias ambos podamos retozar, a gusto.

 

-Amor, esa es tarea de un enamorado, que con dichoso placer cumpliré.

 

-Mi poeta, con ansías espero el próximo poema, por ahora… deberos ir

 y concéntrate en vuestra labor… acércate y sella este día con un beso.