Raúl Daniel

Jesús

Jesús

 

Yo no te conocía,

ni te quería conocer,

y, aunque me hablaron e ti,

siempre te ignoré;

y es porque no sabía

todo lo que ahora sé,

y las cosas que contigo,

desde que te conocí, pasé.

 

Yo no empecé, fuiste Tú,

Tú me hiciste alcanzar

esta gracia que ahora tengo

y no la voy a dejar,

me propusiste el cielo

y ya me haces disfrutar

(fue como un caramelo

que a un niño se hace probar).

 

Yo sé que terminarás

la obra que en mí empezaste

(no me vas a enamorar,

para después dejarme).

Siempre me fuiste fiel

aunque te fallé a veces,

y me pagaste con creces

las otras en que te amé.

 

No han pasado muchos años,

pero para mí hace siglos,

por todo lo que he vivido

desde que eres mi Maestro,

y no sólo me has instruido,

corregido y enseñado,

sino que me has protegido

y también alimentado.

 

Jesús, tú eres mi amigo:

el mejor y nunca fallas,

y allí, donde quiera vaya,

siempre estás conmigo;

me has socorrido en las luchas,

me has consolado en las penas

y, a pesar que han sido muchas:

estás, ¡en malas y buenas!

 

Nada que yo hubiera hecho

fue la razón de tu amor,

Tú eres eso, justamente,

y amar unilateralmente,

es tu manera, Señor;

y con paciencia infinita,

me terminaste enseñando

que es la forma mejor.

 

Tuve que sufrir un poco

porque es parte de tu escuela,

mas, aunque un poco eso duela,

no se olvida lo aprendido;

y poco a poco subimos

la escalera de Jacob,

donde al final te veo:

de pie, ¡a la diestra de Dios!

 

El amar es lo mejor

de todos tus mandamientos,

pues el amor todo arregla,

y llegué a la conclusión,

que en el amar está todo

y eso es lo más seguro,

él es perfecto y puro

¡y segura salvación!

 

Eres amor y está claro

que, Jesús, Tú eres Dios;

que se entere todo el mundo

que me entregué, que soy tuyo;

y en estos versos declaro:

Sea en muerte o en vida,

en trabajos o fatigas,

¡serás siempre mi Señor!...

 

Y mi devoción confieso...

¡y te declaro mi amor!...

 

 

Fui ateo durante más de veinte años, conocí al Señor a los cuarenta y cinco años, y no porque alguien me lo predicara, hablé con Él y me contestó. Muchos dicen que estoy loco, pero me tiene sin cuidado. Hace veintités años de esto y aún seguimos charlando y me dicta poemas… Bueno, en realidad me ha dictado veinte libros… Juzguen ustedes.