Marah

A pesar de todo

De Efebo eran tus aires, tu porte era alicorto,

licor te di del bueno…las hostias más divinas…

jamás manchó mi veste la borra de un aborto

mi ajuar es siempre blanco, me gustan las rutinas.

 

Detrás de la ventana mi pecho queda absorto

al ver que tu atavío se prende en las espinas.

La Luna no me engaña ni el cántico del orto

me cuentan de tus alas: sin plumas bien te empinas.

 

No importan tus desmanes ni el lirio que deshice:

 por ti voy al altar y ofrezco mis cabellos…

igual en otras eras lo hiciera Berenice.

 

Y pido tus aromas, caricias de tus vellos…

aún en la sequía mi pecho ¡Amor! te dice

no quiero que se pierdan los cálices tan bellos.

 

¡Crepitan…son destellos…

las huellas de tus besos en cada poro mío

y quiero que esta noche me quites todo el frío!

 

 

Berenice: mit. griega, ofrendó sus cabellos en el altar cuando su esposo (rey de Egipto) regresó victoriosos de la guerra.