Poeta con gafas

24 de junio

 

Nuestras miradas se cruzaron una vez más,

pero no fueron las miradas de viejos amigos que se reencuentran, no,

sino fueron de esas que se transforman en besos.


Besos tímidos, esos que son tiernos y no se le dan a cualquiera;

esos que calan más que los chupan el alma con desesperación disfrazada de pasión

O esos que bajo la lluvia  pueden causar pulmonía.


Fue de esos que te dejan escuchar la cajita musical que todos llevamos en el pecho.

ese que decidió nacer de nuestras miradas

y rápidamente quedar cautivo en nuestras almas.


Nuestras miradas no hicieron más que cumplir una promesa.

Una que jamás se pactó a la luz de la luna,

pero que se debía cumplir al pie de la letra.


Nuestras miradas ese día se cruzaron

para completar nuestras soledades,

Equilibrar penas e intercambiar dolores de vidas pasadas.


Nuestras miradas ese día se regalaron un beso,

uno que escribió una historia.

Esa que hace mucho prometió ser escrita,

pero fue olvidada entre los cafés y cigarros de un solitario escritor.

Esa misma que hace mucho aparentaba ser la mejor ideada,

Pero que de a poco se perdió entre los bulevares y las rutinas.

Esa que no juramos rescatar pero por azar terminó en nuestros labios.

Esa que soñamos algún día terminar por su principio.

 

Sérdna Gómez, el poeta con gafas.