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   “EL PRIMER DÍA DE CLASES”.-

 

   

 

Esa mañana de marzo, Marcelo sabía que el cura lo iba a echar del colegio.

Las campañillas del reloj... ese mismo de las dos campañas en la parte superior separadas por un martillo, sonó a las seis cuarenta de la mañana.

 

No fue suficiente su bullido ruido, que ensordeció toda la habitación, Marcelo   aun dormía, echado sobre su cama, como un oso en plena hibernación.-

 

La abuela Berta lo miraba desde su habitación sin querer acercarse ya que cada vez que lo hacía era sacada a punta de empujones y malas palabras.

 

Pero hoy debía hacerlo, era un día especial... era su primer día de clases en su nuevo colegio, ahora de enseñanza media.-

 

Con cariño y con dulzura intentó llamarlo,

 

 

Hijo mío despierta tienes que ir a clases, dijo...

 

El remolineo en la cama comenzó ligeramente, dos vueltas a la izquierda, dos vueltas la derecha, con sus palmas de las manos estiradas empezó  a frotarse los ojos cada vez más fuerte...

< Pucha OH > < abuela que lesiiaay > < Te dije... te dije que no me lesiaaras más... déjame dormir pho...

A la siete cinco minutos am, la casa se lleno de un agradable olor a pan tostado, más aun, seguido de una leve fragancia a café.- 

Quizás esto fue lo que realmente despertó esa mañana a Marcelo, 

      Donde están mis calzoncillos... y las calcetas nuevas esas…-

El reloj en este momento marcaba las siete veintitrés minutos am...

Marcelo, ahora ya,   estaba sentado a la mesa saboreando ese rico café que la abuela le había servido momentos antes.

< Hijo>  Tiene todo... ¿verdad?...  recuerde que ahora es diferente... y ese colegio donde vas el día de hoy  dicen que es súper estricto... más aun  los curitas sí que saben de disciplina.- 

< No estoy ni ahí... dijo Marcelo... si el cura me dice algo... le contesto no más...total “yo la llevo phoo”... Oh no abuela. —

< Hijo > recuerda que es tu futuro el que está en juego y ahora debes de pórtarte bien... si quieres ser alguien en la vida... solo tienes que estudiar y obedecer.- < Recuerda siempre  

“¡O B E D E C E R!”.-

< Si >... abuela,... pero no a punta del miedo... ese que implantan los curas ¿Oh no?

La abuela Berta solo se limito a observarlo... bajó la mirada y  movió su cabeza en señal de reprobación, la suerte estaba echada, esa mañana.-

Veinte minutos para las ocho am, Marcelo salió de su casa rumbo a la calle principal, lugar por donde pasa la locomoción colectiva, en busca de movilización, a lo lejos divisó un microbús que venía repleto de estudiantes.-

¡Éste, no paró!...  paso como un demonio que se lo lleva el diablo, ni siquiera tuvo la oportunidad de insinuarle que se detuviera... ya que a esa hora no solo viajan los estudiantes, sino también, la gran mayoría de los trabajadores del sector poblacional que se dirigen  a sus labores mañaneras.-

Cinco minutos más tarde ya estaba montado en un taxi colectivo... uno de esos automóviles negros con un letrero de acrílico sobre sus techos...

Cómodamente sentado en el asiento delantero al lado del conductor se apresto a cancelar su pasaje,

< Págate, déjame en Amunategui, dijo Marcelo... voy a donde los Curas Salesiano.-

 

Menos mal que ustedes sevan a educar... murmullo el taxista.

Haciendo caso omiso de lo que casualmente había oído...

Marcelo recibió los monedas que le quedaban de vuelto del billete, con la que había pagado su pasaje.-  Mirándolo de reojos se dio cuenta que el conductor era un señor mayor y comenzó a sonreírse irónicamente dando muestras de que no le interesaban sus canas menos lo que éste decía  .-   

 < Se puede apurar ¡por favor!...  dijo... 

Voy atrasado... y es mi primer día de clases donde los curas dicen que son re-kuáticos.- ¿? 

< Como nooo hijo...le vamos a hacer empeño... ¿a qué hora entras?-Aaaah, pero tenga presente que no es culpa mía jovencito que usted hayas salido atrasado de su casa.-

<Yaa caballero > ¡porfa! ... ¡porta!... (Comentaron las tres pasajeras que viajaban en los asientos de a tras del móvil)

< ¡Bueno!...parece que todos hoy se quedaron dormidos...

Expresó el canoso conductor del taxi.

La Avenida Balmaceda, estaba atestada de vehículos que iban y venían en ambos sentidos a esa hora de la mañana, los colectivos se adelantaban unos a otros tratando de ganar pasajeros y el viaje se hacía cada vez más vertiginoso.-

Pasado el cruce de la calle Huanhuali...  Marcelo miro su reloj, que llevaba ajustado a su muñeca derecha,..              

 ¡Chucha!  -  Las ocho siete am “seguro que voy a llegar atrasado” 

< Me dejas en la esquina no más...

Al bajarse del móvil se dio cuenta, de la infinita hilera de chiquillos que parecían verdaderos pingüinos, que marchaba casi corriendo en dirección al frontis del establecimiento educacional religioso...

¡Apúrense cabros!  Dijo uno del montón, ¡Van a serrar la puerta!- 

 Marcelo logro entrar casi en andas, llevado por esa masa humana, en ese minúsculo orificio, que era demarcado por esas pesadas puertas de madera de roble, del añoso edificio pastoral.-

¡Que Dios te bendiga! 

Rezaba un escrito en la parte inferior de una gruta, donde descansaba la imagen de un santo.-   Los ojos del novato se abrían cada vez más.- Recorriendo cada rincón, cada pedazo de muralla, cada santo, cada escritura, cada una de aquellas aulas añosas que de alguna manera, él se las había imaginado, pero aun no lograba asimilar toda esa nueva información que segundo a segundo ingresaba a su mente.       - mientras observaba.-

En los quince siguientes minutos, todo el alumnado (barones) estaba ordenadamente formado en el patio del establecimiento, los inspectores y maestros hacían una exhaustiva revisión de todos y cada uno de los alumnos que allí se encontraban.-

Uno a uno, los cursos se fueron retirando a sus aulas, excepto los del primer año, que en esa oportunidad sumaban seis... si seis curso.-  más de doscientos nuevos alumnos que igual que Marcelo estaban nerviosos e intranquilos por lo que les deparaba hoy el destino en su nuevo colegio.-

 

Al llegar el turno del primero “C”… curso en el cual Marcelo estaba inscrito... una voz estereofónica que provenían de unos parlantes gigantescos que estaban estratégicamente puestos en el patio del colegio.-    informaba.-

El alumno del primer año “C” llamado Eddie Marcelo González Gonzáles que se presente en inspectoría.-

 

¡Repito por favor!

 

El alumno del primer año “C” llamado Eddie Marcelo González Gonzáles que se presente en inspectoría.-

 

La secretaria del inspector general, una dama de unos cuarenta y cinco años de edad, de tez canela y de unos espectaculares ojos azabaches, recibió muy cordial y cariñosamente al estudiante, que agitado se asomo por la puerta vidriada de la oficina.-

 

Tras una señal lo invito a pasar.-

 

< Si >.-    ¿hijo que se te ofrece ?...

< Señorita >, me acaban de llamar por los parlantes, me dijeron que me presentara aquí.-  

< Mi nombre es Marcelo González González

<  Aaah…- Si hijo >    el Padre José es el inspector general  y  quiere hablar contigo...  espéralo  un momento dentro de su oficina, es aquella…

Pasa por acá ¡por favor! ...  Lo hizo pasar y lo ubico dentro de la habitación.- 

< Hijo puedes sentarte ahí >.- y salió

El sillón de cuero del siglo XVIII, era muy reconfortante...

Marcelo quedo cómodamente.- casi hundido sentado en dicho armatoste.- Mientras esperaba, recorría con su mirada todo el escritorio del sacerdote.-

Un Cristo tallado en madera, destacaba sobre un trípode al centro del bufete.-

Más allá... una imagen de la virgen María, acurrucando un niño en su falda.- frente a él una imagen donde reza un texto   “Don Bosco”, 

Una leve melodía sacra que venía no sé de donde comenzó a ser presa a Marcelo.- que, por supuesto,   no estaba acostumbrado a levantarse tan temprano, más el ambiente santificado fue cómplice para pegar sus primeros pestañazos.-

>> González González, rezan sus apellidos don Eddie, Será.-   ¿Que usted no tiene padre? ... ¡Mmmmhmm!  O ¿quizás su padre lo dejo? porque… ¿su madre fue una adultera tal vez?    Dígame Don Eddie Marcelo, es quizás usted un ¡Guacho!

¿Qué hace Aquí?- ¡ahaa! 

Este colegio es muy prestigioso jovencito y usted comprenderá que no nos podemos darnos el lujo de admitir semejante aberración...más aun don Marcelo... la falta de respeto a nuestro señor Jesucristo. - Nuestro colegio tiene una política infranqueable.-

¡Todos! nuestros alumnos vienen de prestigiosas familias bien constituidas bajo el amparo del señor. - Se supone que usted señor González... postulo a este colegio.- tuvo que dar un examen.- que aparentemente falto a la verdad.- eso es un pecado mortal señor. Acaso usted no sabe, que los jovencitos como usted que hacen este tipo de vericuetos se van derechito al infierno SEÑOORR.-

Perdón Padrecito... ¡José es su nombre verdad señor! 

Mire Padre José… hoy me levante muy contento y temprano por lo demás.- Me apreste a venir a este colegio con la certeza de que me había ganado un lugar aquí.- Producto de los resultados de mis exámenes, que rendí satisfactoriamente, con uno de los mejores puntajes de la promoción, pero veo señor...  que la odiosidad y su falta de criterio son más fuertes, que el amor que dice tener ese Dios suyo...- que en nada me favorece y que me está discriminando por una situación que yo no tengo ninguna culpa, ¡SEÑOR!

Una inyección de ira en los ojos del sacerdote, comenzó a irradiar , producto del tono de voz que Marcelo había implantado.- Se pasó sus largas  manos... una y otra vez por su túnica negra, que llegaba hasta el suelo, la cruz de madera tallada  que le colgaba de su cuello comenzó a balancearse de lado a lado en su pecho.-

< ¡Sal de aquí mocoso de porquería!  ¡Que te has imaginado!   Que te crees, mal nacido ¡hijo del demonio!-

Este suceso fue suficiente, para que Marcelo... de un brinco gimnástico saltara sobre el escritorio del sacerdote,

Pescó el libro más grueso de toda aquella espectacular colección, que tenía a su alcance.-   empastes de cuero negro, donde estaba reflejada la silueta de un Cristo crucificado, dibujada en relieve y bajo aquello, unas letras doradas en relieve que decían “Santa Biblia”.-  La robó firmemente con sus manos de aquel mueble  y se lo lanzo al sacerdote por la cabeza, una a una se fueron abriendo aquellas páginas, la textura de aquel fino papel se fue diluyendo en el aire, mientras viajaba de un punto a otro,  emergían de allí  y reían,... san Mateo, san Lucas, san Marcos, san Juan, san Pedro,      Romanos    y    Corintio.-  Todos y cada uno de aquellos santos apóstoles.- Como si fuera un festín santificado en auxilio del púber estudiante.

 

 

El sacerdote quedó impávido, incrédulo, de lo que estaba experimentando allí.- veía venir la danza de los santos apóstoles asía él.- pero, él muchacho ya fuera de sí, saltaba, cogía y pateaba todo sobre el escritorio del sacerdote, no dejaba santo con cabeza.- raudamente se abalanzó sobre el eclesiástico y lo cogió del cuello, al tratar éste de defenderse.- le da un fuerte puñetazo al muchacho, que lo lanzó nuevamente sobre el sillón del siglo XVIII.-

Con todo este bullicio y alboroto que se había armado dentro de la oficina, se abre de par en par la puerta de aquella dependencia y entró velozmente la secretaria del inspector general, tomo al chiquillo por los hombros y le dijo tiernamente…-

 

 Oye…  Oye.-  “Señor González” ,     se quedo usted  dormido aquí, por instrucciones precisas de nuestro Padre José que por lo demás  es nuestro inspector general, no lo quisimos despertar hasta ahora.- ¡ Por favor vuelva a su sala de clases, el padre José lo va a recibir más tarde o si no mañana.-   acuéstese más temprano hijo,

Ah y recuerde

¡Que Dios lo Bendiga!   

 

titolmo.-