Rafael Escobar

\"MEA CULPA\"

 

Revisando amarillos documentos
una carta encontré ya bien borrosa,
con dicción elegante y dolorosa
ella expresa profundos sentimientos.

La escribió una mujer apasionada
que en la flama de amor se consumía,
y en sus ojos de cielo siempre había
la mirada mas dulce y mas confiada.

A leerla me puse, y por mi cara
se desliza la lágrima silente,
expresaba la carta dulcemente
la traición del amor que me brindara.

No pretendo, me dice, convencerte
que a mi lado regreses nuevamente,
yo se bien que pasión incandescente
ha dejado tu cuerpo de prenderte.

Aunque mi alma padece negro duelo,
te castigue, a mi Dios jamás le pido,
eres ave que va de nido en nido
mas me hiciste vivir un lindo cielo.

Con tus versos de regias melodías
me llenaste la mente de ilusiones,
despertaban sus rimas las pasiones
que cubrieron mi vida de alegrías.

He tratado de odiarte, pero en vano,
pues mi pecho jamás sintió rencores,
tu llenaste mi vida de colores
y el recuerdo lo llevo de la mano.

Los instantes que siempre me ofreciste
son los cardos que cubren a mi vida
y me dejan del alma bien prendida
la caricia sensual que tu me diste.

Yo comprendo que tu alma de poeta
es cambiante y volátil como el viento,
mas su aroma me inunda el sentimiento
con la fuerza de mística saeta.

Si al llegar a tus manos mi misiva
otros labios endulzan a tu boca,
haz de cuenta que solo fui la loca
que te dio de su amor su luz votiva.

Esta carta concluyo mas serena,
de posdata te dejo mis quimeras,
las que fueron las flamas que encendieras
y causaran mi triste y grande pena.

Terminé de leer, quedé pensando
porque amores sinceros olvidamos,
para luego mirar que caminamos
sobre cierzos que heridas van causando.

Hoy que llena de canas mi cabeza
sola y triste mi vida va pasando,
yo me quedo en silencio meditando:
¿Es vivir el vivir sin entereza?

Juventud la viví de dicha plena
pues mujeres conmigo siempre había,
mas llegando al ocaso en luz sombría
de mi mismo les juro siento pena.

¡Cuantas manos mi rostro acariciaron,
cuantos cuerpos al mío se fundieron,
cuantos labios sus besos me ofrecieron
que de fuego mis venas las llenaron!

Muy feliz con tenerla yo sería,
mas recuerdo, los años han pasado,
y talvéz su camino fue sembrado
con las rosas de amor que merecía

Autor: Aníbal Rodríguez.