Marah

¡Qué no se acabe nunca!

Tu amor es tan inmenso que ni en el cielo cabe

es faro de mis noches, de día es la pianola,

me ofrece en los inviernos la más ardiente estola

y en horas de tormentos me da el grato jarabe.

 

No hay duda en nuestro amor, ya todo el mundo sabe

el arco que nos une, la púrpura corola

que emana de las venas…y alegre se enarbola.

                ¡Qué no se acabe nunca, por Dios qué no se acabe!

 

¡Así con estas canas y el peso de los años

mi sombra en tu camino te sigue siempre al trote

me empinan tus galernos igual que a un papalote!

 

¡Escalan hoy mis pies los sólidos peldaños,

al darme con tus soplos el fuego de mi escote

y en un raudal de besos…dulcísimos los baños…!