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La navaja.

De nuevo en la habitación,

sola y decaída, completamente en silencio.

Y eso está bien, sé cómo se siente

intentar a tus propios demonios callar.

 

Pero esta vez te has superado a ti misma,

pusiste la navaja en tu muñeca y comenzaste a cortar.

Y me sorprende que para ti el filo de navaja duela menos

que un pequeño y bobo romance.

 

Hasta el desangrado,

hasta la muerte.

 

¿Escuchas cómo la respiración es más onda?

Alguien golpea a la puerta, no lo dejes entrar

y no, no tengas miedo, corazón

ellos no lo comprenderán.

 

Pero esta vez te llegaste a superar,

pusiste la navaja en tu muñeca y comenzaste a cortar,

y me sorprende que para ti el filo de navaja duela menos

que un pequeño y bobo romance.

 

Sé cómo es estar cansada,

sé lo que se siente estar así.

 

Deja entonces que el odio te consuma,

deja que la tristeza fluya,

deja que el miedo te haga sangrar

deja que el odio fluya por las venas.

 

Deja que el miedo te haga callar

la melancolía te ayudará,

tu tristeza te acompañará,

el odio te consumirá.

 

Deja entonces que el odio te consuma,

deja que la tristeza fluya

hasta el desangrado,

hasta la muerte.