Kristian Rueda

Ausencia de ti en invierno.

mañanas frías como esta me recuerdan a ti, a tu voz pausada, lenta y calmada, tu  flor de invierno, te formabas con el viento, yo tan niño, apenas tenia fuerzas para respirar, mi corazón ardía como tropel, mi mirada colapsada en vano te oculba mi horizonte, la delicada lluvia entre sus misteriosas  manos de paso te acariciaban y yo tan a lo lejos que aún así podía sentirte tan cerca, eras bella te colabas entre las nubes, nubes que veía a la hora de mi llanto, y el silencio que en murmullos me decían tu nombre, la soledad que estaba hecha de ti misma.

La lluvia paralizada en el día , impactaba en esos grandes cristales que custodiaban tus ojos, y yo soy tan simple, palabras como las mías jamás tendrán el valor suficiente de llegar a tus oídos ni aún con la ayuda del viento en solitario, ni aun con la fuerza infinita de los mares, que te lleven como única entre sus olas brutales, mí corazón ante la lluvia en mis oídos retumba como símbalo en plomo, solo, solitario agonía infinita que tuerce mi alma.

Eres Blanca como el noble atardecer que me acompaña, te he esperado tantas noches lleno de lágrimas de las estrellas de plata, y así se va la noche hasta donde veo tu mirada profunda a lo lejos donde la luna y el sol hacen tu reflejo, mirada refleja por las mismas donde la noche rota en caída, y el viento imita el sonido de tus pestañas hermosas al rozar, son tus labios esculpidos entre rosas, ante las trompetas de las diurnas de la aurora del funesto canto del invierno mi alma, solloza y al fin reposa, eres tu recuerdo vacío, recuerdo ausente, ilegible entre las cartas del destino, eres blanca en mi recuerdo de luz, tienes las manos de plata y el rostro de nieve, ojos  profundos color miel sombría fundidos con la noche y el día que asciende muy leve, la lluvia empapa mi camino empapa tus ojos mi sendero único congelados en ti, te pintan mis ojos con esmero y desespero para no olvidarte gotas de cristales que al impactar tu rostro dejan de ser normales y se convierten en celestiales, dichosas las gotas que te rozan las mejillas, dichoso el día que te ilumina, yo te necesito pero tu no lo sabes te he dejado como lágrima en los mares y me empapa la lluvia y no te olvido.

Estupor eterno de mi sed  por tus labios, estupor que apagaran  las llamas de tus rojizos labios, entre tus  brazos, entre las sombras de mi invierno amedrentado, morirá este consumido de amores, que te Ama en silencio, que escribe este verso que nunca podrá expresar mi mas profundo sentimiento.