CarlosVat

El Joven que ha despertado la Nostalgia de Dios

Un corazón joven; un joven enamorado, un joven amable y comprensible. Flexible a la vida y muy abierto al amor.

Así era aquel joven que ha logrado despertar la nostalgia de Dios; un joven sufrido y golpeado por la ignorancia, el egoísmo y la indiferencia que existe en la sociedad.

El altísimo se ha conmovido, el altísimo ha llorado; Dios mismo siente pena por el loco joven enamorado.

Tanto se ha conmovido que su mano le ha dado; pero el joven ama tanto a los suyos que a ellos se ha apegado. Dios le cierra puertas y le abre ventanas, esperando que el joven comprenda que la vida es vana. ¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Gira y gira el viento! ¡Gira y vuelve a girar!

El joven no comprende, el joven se pone a llorar; sopla el viento hacia el sur, y gira luego hacia el norte, sale el sol se oculta el sol, y vuelve pronto a su lugar para volver a salir.

¡Nadie es capaz de expresar lo que en verdad siente, mas Yo ya me canse expresar! “No hay nadie en este mundo capaz de comprender de oír y lograr ver lo maravilloso que es el amor”.

El amor es como los ríos que van hacia el mar; pero el mar nunca se llena, y vuelven los ríos a su origen para volver a recorrer el mismo camino.

Siempre estará el que mendiga  amor y exclame: ¡Esto es algo nuevo! Pero a mí que he amado con sangre y sacrificio constante no me sorprenderán porque para mí ya nada nuevo hay en este mundo.

Mas hoy… he comprendido en qué consiste la nostalgia del Creador en que las cosas pasadas han caído en el olvido, y en el olvido caerán las cosas futuras entre los que vengan  a amar a este mundo después…

Unos nacen otros mueren, pero la tierra jamás cambiara. Nada habrá de lo que antes ya ha habido, nada se hará de lo que antes ya se ha hecho.

El señor me levanto; su nostalgia me curo las heridas y me enseño que: “No se puede enderezar lo torcido, ni hacer cuentas con lo que no se tiene”. Entonces dije: ¡Gracias Señor! Has hecho de mí un gran hombre más sabio de lo que antes era; ahora me entrego a ti por completo para que me enseñes a amar no por necesidad, sino por madurez.

 

                                                                                                                                         Autor: Carlos Aguirre.