Edmundo Rodriguez

UN ORDINARIO NÙMERO

Las pestañas de la noche , 

me hacìan exquisito el descanso . 

 

Unos brazos amorosos , 

me llevaron al reposo , 

me sentì como un niño . 

 

Asì era el deseo , 

de sentir consideraciòn , 

que los grandes hermanos , 

se fijaron , 

y me concedieron ,

un descanso acogedor . 

 

El dìa habìa sido agotador , 

con la frialdad de convivir , 

con el ùnico interès mundano , 

de solo sumar y sumar , 

y multiplicar , 

lo que hace sentir , 

momentàneamente a la gente feliz . 

 

Y cuando ya has logrado , 

superar esas ambiciones , 

la vida y esa clase de gente cansan . 

 

Y como es difìcil , 

salirse de esa impuesta realidad , 

el mejor catarsis es el reposo . 

 

Y en la serenidad lograda , 

dormì profundamente , 

gozando el amor ,

que me hace cuidarme , 

de no ser un ordinario nùmero ,

en esta sociedad .