Almo Francesco

Magnolia mía.

Magnolia de las claras aguas,
has llegado para trepar pétalos
cordilleranos en tu pecho nevado,
has bebido de tu tallo acariciado
la sangre celeste, la derramada leche,
y como una gota plateada has construido
la vida y la muerte.
Oh tormentosa calma de los valles,
así voy atravesando las colinas de tu pecho claro,
de tus alas a mi boca hay caminos
que no conversan, hay amores despedidos,
hay una delicia en tu vientre que no me habla.
El río dorado te ruborizó la sangre.
Oh mía, como si fueras un trigo virgen
me acabas el agua y la tierra me recibe
con una boca de tus besos de hierro,
me quitas el hambre y tus manos tienen
seda y pan y pétalos y dulzura.
Aquí te espero entre todas las lunas y hacia todas
las noches iré clavando en mi pecho tu fragancia.
Vida, amor, la noche nos espera.
Clara y pura, te espero en mi boca.