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¡SIN MÁCULA DESDE EL VIENTRE!

 

 

¡SIN MÁCULA DESDE EL VIENTRE!

 

De lo que ayer fueron ruinas hoy vive un amor rollizo

y sobre tu humana forma dejé todos mis escombros;

venía de las antípodas muy maltrecho y enfermizo:

¡Pero pude hallar reposo apoyándome en tus hombros!

 

La demolición fue dura, de lo que en mí antes había

y el alma se sacudía con sufrimiento inefable,

pues a pesar del dolor con fuerza se resistía:

¡A despojarse del lastre pesado e inaguantable!

 

A mí llegaste una tarde del miércoles diez de marzo, 

hace ya cuatro almanaques, por cierto no se me olvida;

y te añadiste a mi ser como finísimo cuarzo:

¡Que también puede ser bálsamo dispuesto a sanar la herida!

 

Fue mucha la confusión, apenas en los albores:

¡Igual que un niño asustado huir a veces quería!

pues aún mi esencia estaba tatuada de sinsabores

y en mis elucubraciones era todo fantasía.

 

Ayer cumplió sus tres años, nuestra amadísima Sara,

quien remontó las alturas sin mácula desde el vientre,

y lo que dejó en nosotros con nada se le compara:

¡Es nuestro amado capullo donde quiera que se encuentre!

 

No podemos en su cuerpo prodigarle mil caricias,

pero de forma sui géneris en nosotros juguetea;

pues crece aquí en nuestras almas, haciéndonos las delicias:

¡Sin que sea necesario, mortal la vista le vea!

 

JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES

Condorandino