Raiza N. Jiménez E.

En el Deambular.-

 

He visto desfilar las caravanas de dioses que observan
al pasar, cómo se destroza una vida dos y muchas más.
Caminan las ánimas de la muerte, pendientes y avizoradas.
Errantes y vagabundas van surcando la tierra de la nada.
Desalmadas, sin alma, pues, rondan los rincones en busca
de una luz para ver claro los caminos que han de arañar.

Yo, que siempre anduve con las golondrinas, volando los
cielos, para otear mejor las sendas donde había de llegar,
hoy sucumbo llena de tristeza al no divisar los destinos.
De los judíos, que se les llamaban errantes, sólo queda la
historia y, muchos entes erráticos, sin vida que se impelen.
¡No hay cabalgata de libertad cuando todo es oscurana!

Allá, a lo lejos y ni siquiera sé si es lejos, sólo veo sombras.
Grises algunas, negras las otras, confundidas con las hojas.
Los suelos colgados de retazos, las tierras áridas y secas.
Nada nace y todo muere, tras el deambular de las semillas.
El viento inclemente lo arrastra todo, hasta los recuerdos.
El tiempo se ha ido también, para confundir las estancias.

Me tengo a mi misma, quizás no me lleven los furiosos ríos.
El agua con sus fuentes se la ha engullido la yerma tierra.
Concentro mi pensar y mi sentir en la ruta de mi corazón.
Él nada responde, ciego, mudo y sordo, se mantiene en sí.
No quiere prolongar los gritos desesperados del abandono.
Busca en mi, soplos de vida para espantar a la ingente muerte.

El reloj tampoco acciona sus dos alas y la más grande evade.
Lívido y pétreo, como suelen andar los espectros se paraliza.
Se engrandece su terquedad para dilatar las horas y los días.
Todo el circundante y agreste paisaje se anochece y se silencia.
Mi alma quiere percibir sus estruendosos y ahogados gritos.
Pero, he de aceptar que todo me es ajeno, hasta los próximos.

¡Ayer vagaba en las distancias y, ahora, deambulo conmigo!

!Deambulo nomás!

Raiza N. Jiménez/27/05/2016