Hija del mar

Renacida

 

Como si de una terrible enfermedad se tratara,

su corazón sufrió, falló, palpitaba y se rompía en pedazos, incluso añicos,...

Irreparable?

Al poco cambió su vista, sus ojos dejaron de ver claramente, aquello que se supone debía ver,

comenzó a tener una visión calmada, sosegada,

a ver realidades ocultas bajo cortinas de humo...

Más tarde fueron sus oídos, oían discriminatoriamente,

disfrutando de nuevos sonidos que antes no percibía, que antes no conseguía disfrutar...

Su olfato también sufrió un drástico cambio,

apreciaba los sutiles aromas de las flores,

la primavera entraba en ella a través de su nariz...

Su tacto, quería acariciar, abrazar,

dejar de tocar sin sentido alguno,

muchas cosas bellas estaban ahí ahora para recibir sus amorosas caricias...

Irreparable? No, necesario!...

Dejó de sobrevivir para comenzar a vivir!...

Dejó de vivir en la conciencia de su fragilidad corporal,

para vivir en la conciencia de la inmensidad de su alma,

haciendo resurgir valores innatos a ésta...

Un reencuentro bello con su propia naturaleza olvidada,

guardada durante años en un pequeño cofre escondido

pero gracias a Dios encontrado