Leonor Cuevas Martín

La primavera

Marchan los días de invierno

cortos, tristes y lluviosos

y dan paso a otros distintos

más largos y calurosos.

Los abrigos y bufandas

y los botines de pelo,

poco a poco, sustituimos

por satén y terciopelo.

Coloridos en las ropas,

flores que adornan los árboles,

los deportes se retoman,

la gente vuelve a las calles.

El aletargo se acaba,

la luz del Sol nos anima,

es hora de hacer limpieza

en nuestras casas y vidas.

Si el invierno es apagado,

la primavera es activa

y desde niños a ancianos

disfrutan de romerías.

De romerías y fiestas,

para todo, gustos hay,

la primavera te  inquieta,

y te hace ver lo que no hay.

Porque la sangre se altera,

los ojos, lucidez pierden

y lo que parece que ves

sigue del color de siempre.

Pero resulta agradable

ese estado de inconsciencia

donde el Sol brilla y nos borra

nuestra mirada más seria.