ricardocabrera

Dios de Neón

 

Se cuela entra los dedos

que cubren mi cara

un dejo de culpa

por haberte abandonado

a mitad del  camino

 

Llega  de vez  en vez a mí,

la tristeza por haberte perdido

o porque fuimos compañeros de viaje

solo hasta que tú nombre

me resonó hueco y vacío.

 

Muchas veces

me detuve en silencio,

solo para encontrar

mis huellas solitarias,

reclamé tu nombre

en mis miedos infantiles

y estuviste siempre presente

en mis culpas y rubores juveniles.

 

Te fui perdiendo de a poco,

y con los años mi corazón

se fue vaciando de tu presencia.

Fuiste una ilusión necesaria,

y un hechizo mágico de la abuela

para frenar mi rebeldía

 

Te dejé partir

y tu recuerdo se fue haciendo débil,

como el trompo y la rayuela,

como las escapadas de la escuela

y los primeros besos robados

a la niña nueva.

 

Te reconozco Dios de Neón,

titilante y frio como la muerte.

Ausente cuando se fue mi hijo

y cuando te llame en silencio

o cuando desesperado

te necesite a mi lado

 

Hoy no reclamo tu ausencia,

ni espero encontrarte

al final del camino.

No te busco más,

porque estoy consciente,

consciente, de que te has ido.