José Luis Labad Martínez

CUANDO PASAN LOS SEGUNDOS (Aprovechando cada instante a tu lado)

  

Tañando van…

despacio para unos

y raudos para otros,

así son los segundos

que van agonizando

lenta y pausadamente

el transcurrir de las horas.

Uno más uno…

Segundos adustos e inalterables

que van cumpliendo años

instante a instante,

golpe a golpe,

como el sonido del mazo

contra el duro yunque

cuando golpea contra las sienes.

Segundos tristes y afligidos,

llenos de pasión y de paciencia,

de sangre, sudor y turbación,

de lujuria, tenacidad y sosiego. 

Ellos son los pavorosos

arañazos que nos requiebran

la dicha o nos dan la alegría.

Segundos y más segundos,

segundos que desfilan

ante nuestros ojos

sin darnos cuenta,

que nunca volverán

a permanecer a nuestro lado

y que se escapan de entre las manos

dejándolas sin resuello,

sin ganas de continuar caminando.

Son como el filo del escalpelo

que cercena el momento,

como el relámpago al partir el cielo

o como la herida que nos deja la parca

cuando llega a visitarnos.

Nos donan el suelo manchado de pena

mostrándonos sin darnos cuenta,

lo que nos perdemos, 

lo que poseemos,

o algunas veces,

lo que apartamos de nuestro lado

considerando todos los que nos quedan.

Pero no son tantos,

pero sí feroces,

tanto, que duele hasta el perderlos.

No son perdurables,

ni tan siquiera nuestros,

son el escaso tiempo que poseemos

entre la vida y la muerte.

Así son los segundos,

efímeros y fugaces,

pero sin ellos,

sin ellos…

¡Dónde estaríamos sin ellos!