Ivan Medvedev

Después

Al final de un día largo y penoso

Cuando la tarde declina dorada,

Con las plácidas luces engalanada,

Me acecha un pensamiento ansioso...

 

El que sólo de tres voces cortas consiste,

El que clama, sonoro, “¿qué será después?”

- La cuestión eviterna de gran interés –

¿Qué habrá? – preguntando el alma insiste.

 

Esta pregunta tan breve como horrible

Repetida mil veces y no respondida ni una,

En los saberes terrestres temible laguna,

Me excita el miedo inextinguible...

 

¿Qué será después de la muerte? –

El turbado espíritu inquiere –

Y la mente, medrosa, infiere:

¡Áurea tarde, no volveré ya a verte!

 

¡Qué horrendo resulta pensar en aquello,

Que el tránsito dicta la grave sentencia

De la terrorífica inexistencia

Poniendo al “NO” su inerte y lívido sello!

 

Empero, al “no” otro “no” esperando,

Yo quiero que almas de veras existan

Y tras la partida vivientes persistan

Beatas, a su creador alabando.