Alexander Vortice

KAMIKAZE

¿Qué sería de mi vida si el astro de albor

visitase mi vitrina de recompensas irreales?

¿Qué diablos masticar si todo lo que me ofrecen

son dientes fracturados, aderezados con malestar de muelas?

¿Cómo separar la ficción de mi alma que muere

Cuando es conocedora de los males propios y ajenos?

¿De qué manera podré volver y decir “lo que es” si vosotros

no me habéis dado un sencillo argumento de bondad?

 

Kamikaze: vuelo delirante para redimirme

de la discordia; de todos los trastos deteriorados,

para librarme de hombres curtidos, héroes

de una bomba sorpresiva y sumamente mortal,

hombres protectores de sí mismos,

ilustrados seres que residen en el aire hipócrita,

aire desilusionado y nada equitativo.

 

Kamikaze a secas, navaja de azogue, alfiler

encajado en mis descompuestos intestinos.

La supervivencia no es tan interesante

cuando no tienes nada  que perder, nada que ganar,

nada disfrazado que pronunciar o musitar.

Kamikaze, como cernícalo que se sabe desvalijado,

y colmado de pensamientos homéricos.