Norberto p.p.

Porque nacer es morir

La esencia de la vida es el amor…
La labor de mi mundo es estar al
tanto de lo mucho que he vivido.
Portavoz de mi alma, suspiro
quebrantado, algo más que algo peor:
la quimera y en el horizonte
las aguas besan las arenas.

 

En el altozano tengo frente a mí, la
ocurrencia de este día: prescindibles
suspiros que lanzo al viento y hacen
una revuelca a mi sentir. En otro
punto, surge una sonrisa, es un recuerdo
atrapado, un momento oscurecido, un
sendero allanado.

 

¿Cómo ocurre esto? ¡Hay dos fuerzas!:
el amor uniendo las masas y la muerte
alejándonos de nosotros. Si yo dijera…
no sé de ti, es verdad; pero realmente
eres tú quien no sabe de mí, y es que
mis ojos por ti han llorado.

 

Encuentros furtivos vive la ciudad.
Una vez nos vimos así y amábamos
engañarnos. Tú  decías que me
querías, yo decía que te quería pero
nunca supimos si nos quisimos.

 

El miedo invade mi cuerpo y algo
prudente me anima:
__ Mis ojos no hacen falta en este
cielo y ya soy creyente de la
afirmación de tus labios.
__ En mi corazón yace un idilio que
buscó  siempre personas más inteligentes
que ella, no encontró en mí ese carácter
y se marchó por precaución.

 

Ahora... puedo decir que estoy
donde quiero. Estoy aquí cargando
una mochila compacta de ilusiones,
hago una cruz en mis caminos.
Pasa mucha gente… con miedos,
con tristeza, con piedad, con humildad,
ese es mi reflejo. Siempre gana el que
 se queda y el que se va,  y más no
sabe el que se va ni el que se queda.

 

Percibo glorias en la calle 40 norte.
El lauro:
Analogía hacia los grandes, es decir,
los pequeños, esos que han salido
del vientre de mamá. Célebre este
día que indica los motivos por los
que lloraron los laboriosos de esas
causas, causas del bien en común
y la relación consigo mismos.

 

Vivo en la manifestación de mi
alma cada vez que duermo. Hoy
estuve feliz rodeado de la gente
que amo, algunos a una distancia
de cinco metros,  otros a diez.
Miré todo con claridad, sentí una
infusión y del otro lado del arroyo
se vendía el pan; me ilusioné con
ese momento trascendental y
escuché la voz de mi amada. Pero
he salido de este trance. No está
conmigo, ha muerto. Se fue sin mí.
¡Lloraré una vida entera!