Santiago Miranda

Epitafio al cuarto (de siglo humano)

No lamentes la ausencia de la semilla,
ama grandemente el fruto dado.
La semilla debe morir. (E. Anguita)

 

Invierno

 

Soy la suma de mis pérdidas y derrotas
un monto en negativo, remanente 
del paso dado del mundo entero, resta
esta ola indiferente en lo pasivo
rayando la cordura al clarear las nubes
y mi resistencia aún perdura, arguyendo
y resollando bradipnea en mis suspiros

 

Nacer; cuarto lunes de Julio, predispuesto
al trastorno de la esquizofrenia y el calor 
en la hoguera consumiendo el aire
arrebol invernal fruto de debilidades

 

Otoño

 

El ciudadano es un ensamble de sueños partidos
allende este mar negro de muerte
temporalmente estaré fuera un par de centurias, vidas
y volveré con mas ventisca tras mis orejas
bajo invierno con otro nombre en otra época

 

El mundo es una cuesta, cuesta que cuesta, puta
ascender sobre mis hermanos, como un divino mandato
me niego a las estrellas y me quedo pastando en lo medio-cre-o,
no acepto como válido el competir los égos

 

*

 

Mi querer ha sido una funesta trampa
mecido en las redes de aquellas algas
que expelen idílico rocío en su aliento
estivales de salvación alcoholizadose
las penurias rematadas en tu cuerpo


Ahora resulta que uno es
responsable de sus actos
y los existenciales muertos siguen aun leyéndo
-nos las manos que se quiebran al tomarse
y no ríen, muertos, no ríen de ambos.

 

Primavera

 

Ser un otro a través del un otro;
nunca realmente conocí el centro del ser
por que ese ser era absoluta periferia
vórtices del remolino, la tromba
en las cuatro esquinas de un trébol 

 

Somos el reverso del modelo vencedor/ resistir
en el amor; en sus embates de/la locura
el cansancio de una exposición repetitiva
del estímulo en el óculo ópacado
resistir; en los sonidos y organizar la experiencia
batalla de todos los días, nunca ganada, jamás perdida
claudicación intermitente en las caminatas crepusculares
me regalan como un tributo las décadas del misterio

 

Verano

 


Estado larvário entre lo negado y lo dado
mis viejos zapatos de niño aún merodean el basural del sol invicto
inconmensurable en su fortaleza, se dedica los últimos días
a devolver reflejos involuntario al pasado de la luz:
sé la luz, ponte el lugar de los zapatas, sé quíen la tierra
y lo no, pisado por el pie del hombre con violencia

 

*

 

Ahora resulta que uno es; un sustancializado ente
materia de ensueños otoñados, hilvanados de pasado
\"me he perdido tanto en tí cariño, que ya no veo el mal en tí 
ese es el costo de la locura\"

 

Autonomía, fiesta autárquica, vinos arteriales palpitan
me senté en las resbaladizas piernas de la belleza
y fuí amante de su engaño y testigo de la fortuita fortuna
bajo el calor de la noche, te encontré finalmente