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DE VACACIONES POR LOS ISMOS

Aunque a simple vista parezca un acertijo

yo más bien le llamaría addenda de homo.

Mejor, para que no nos compliquemos:

la factura del ocio.

Ocurrió un día cualquiera,

en un cualquiera lugar,

 a unos hombres cualquiera,

en una cualquiera imaginación.

Se entrevistó un consumado machista

 con un avezado fundamentalista

y se encaminaron a una playa nudista

encontrándose allí a una feminista

quien al primero e intempestivo requiebro

les trató de cerdos sibaritas.

Ni cortos ni perezosos estos le ripostaron:

somos enemigos del divisionismo,

nos aterra el homosexualismo,

y nos produce escozor el racismo;

por ello preferimos el humanismo,

no nos interesa el marxismo,

mucho menos el capitalismo,

le tenemos horror al imperialismo.

En su segundo acto así habló la liberada:

son ustedes unos tercer-mundistas,

que se las dan de comunistas

 y ni siquiera llegan a socialistas;

tienen mentes maniqueístas,

afanes de separatistas,

y sin saber qué es, también son hedonistas.

Después de un breve silencio, irrumpieron los dos turistas:

oiga usted no nos confunda, distinguida señorita,

porque para serle francos, nos gusta el naturalismo,

por esa misma razón, no practicamos el budismo,

respetamos el monoteísmo

y no compartimos, podemos jurárselo, el unionismo;

nos da igual el cristianismo,

lo mismo el maquiavelismo,

confundimos el espiritismo,

con algo que llaman ascetismo.

Abortemos este coloquio, que se nos vuelve casuista,

que yo no soy regionalista,

y ustedes mucho menos universalistas.

Hagámonos a la idea que yo no soy feminista

y que sólo he tropezado con dos hombres,

que ni el uno es fundamentalista,

y el otro tampoco es machista.

Porque si somos lo que decimos ser

terminaríamos por creer que hemos llegado al nirvana.

Que equivaldría a negarnos para poder aceptarnos.

Y ahora este acto me toca a mí:

que me perdone la real academia,

pero no es que me las quiera dar de erudito,

tan sólo reclamo un poco de licencia

para romper la solemnidad.

Y qué hay de malo en crear

una que otra ficticia situación

tendente a aliviar esa pesada sensación

que nos produce sin querer el academicismo.

Unos restan y otros suman,

total: estamos encaramados

sobre la misma esfera.

Querámoslo o no compartimos

la misma suerte y el mismo destino.

Adinerados o no iremos a parar

a un lugar común y reducido:

una tumba,

un pedazo de tierra,

o, un horno para abreviar camino,

e inferir menos complicaciones.

En suma, a eso fue que vinimos.

Y va igual con el materialista

o con quien se abrazó al idealismo.

Y para terminar sépanlo bien

que estos disparates o disparatismos

se me han ocurrido a mí mismo

y por lo tanto no mediaron

cómplices o complicismos.

 

 

JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES

Condorandino