Cyrene

A mi alcor que no vuelvas, ¡alcornoque!

Ahora que recuerdo

 la hora del día en que tu beso confeso

quiso amar la rama que de mi pecho nacía,

ahora que recuerdo

 con qué melancolía miraban tus ojos que con tanto abrojo

deshojaban hojas de aquel calendario tachando los días,

ahora que recuerdo

con cuánta dulzura grabaste tu nombre;

¡ y el suyo ,capullo!

Que en mi tronco perdura hasta el fin infinito tu finita runa,

maldita hora pruna, la mella que dejaste que con flecha cruzaste

y más que me ajaste cuando te alejaste y allí me dejaste

sangrando de savia ¿sabías que duele? (Me elude sabio)

Ahora que recuerdo

mi pecho despechado en mi quebranto quebrado

por un corazón descorazonado y dos iniciales que iniciaron mi muerte,

me mataste bien muerta, me moriste en vida,   me morí de quererte,

a mi alcor que no vuelvas, ¡alcornoque¡.