Rafael Parra Barrios

Despedida nocturnal

 

                                                                                                    

En una fiesta nocturna

de alegría contagiante,

decretaste mi exilio,

de manera desafiante.

Fue un dolor indeleble,

injusto e inclemente,

soslayando lo coherente,

el discurso y la gente.

Te respondí circunspecto,

porque era lo correcto,

pues todo lo que decías,

no lo merecía.

Presumí que tu corazón

era el que me despedía,

de una vida de amor,

manchada por tu osadía.

Fue un nocturnal adiós,

con pétalos marchitados,

en el erial del momento,

desafinaste el concierto.