Eran solo dos gorriones 
Construyendo su hogar 
Hoja a hoja, rama a rama 
Lograron lo que tanto supieron añorar 
Pero vinieron las tempestades 
Y llegó el frío y el vendaval 
Y de su acogedor nido 
Solo quedaron hechos trizas 
Hojas sueltas al pasar 
¡Qué tristeza! ¡Qué desconsuelo!
La desesperanza los invadió 
Pensaban que su hogar era fuerte y perenne
Pero nada quedó ya 
¡Ay qué triste historia! 
Pero lo es mucho más
La de dos amantes necios
Que su amor no supieron cultivar 
Y llegaron las tempestades 
Y ya nada fue igual 
De Aquel amor que sería eterno
Ni cenizas quedan ya
¡Ay qué triste! ¡Ay qué pena! 
Tan solo dos gorriones eran ellos
Y ya nada ha quedado
De aquel amor tan funesto...