Araceli Vellber

poema.

Y cada domingo acudía a misa,

con sus mejores galas

buscando el amor perdido en los años de inocencia y olvido

y luego quería cerveza y tapa,

y aquella tapa que ocultara los agujeros de su corazón

y el amor lo encontró sentado en la barra de un burdel

y decía que hostias me darán aquí,

y descubrió que las horas se marchitan en cualquier esquina

y decidió no ir más Domingos a misa

guardar sus mejores galas

y hacer sus galas cualquier día de la semana

aunque estuviera sola, estaba acompañada

podía utilizar su libertad, bajo aquellas nubes

que amenazaban tormenta

y ella sin paraguas

parecía la princesa de aquellas gotas de lluvia

que le rizaban su pelo

pero reinaba entre tantos rayos y relámpagos

como mujer que tenía en sus manos los reinos

y salía indemne de cualquier batalla

era ella la Reina de Corazones, que se creía niña todavía.