Rafael Escobar

\"INFAMIAS\"

 

 

La joven tenía su vida serena
vivía sus horas, dichosa soñando,
jamás se le vieron rescoldos de pena
con voz melodiosa pasaba cantando

Miraba en su rostro la bella quimera
que surge radiante en forma de rosa,
que manan las niñas en gran primavera
llevando su anhelo con alma preciosa.

Teniéndola cerca manaba la esencia
que riegan fragantes los blancos jazmines
tenía su rostro la tierna inocencia
con célica lumbre que dan querubines.

Su vientre tan puro, jamás profanado,
que no conocía de amor y pasiones,
su espíritu noble, de albura preñado
dejaban cautivos a mil corazones.

En fiesta pomposa ,con mucha alegría,
miró al caballero, gentil, complaciente,
sintiendo la llama que dentro le ardía
cedió a sus requiebros, de forma candente,

Saciado el deseo, ya nada importaba,
dejándola sola, se queda tan triste,
y todo su sueño, lo vio que volaba
igual que las aves, sin nada de alpiste.

La núbil doncella de gracias tan llena
sintió en un segundo se hundía su vida,
y lánguida y yerta, dejó que la pena,
la hundiera en el fango, con fe ya perdida.

Ya no parecía la novia mas pura
quedó divagando por sucio pantano,
marcando con saña la cruel amargura
su regio semblante radiante y lozano,

Su limpia mirada, tan limpia y brillante
había perdido la luz que tenía
desierta y contrita se hallaba constante
viviendo la angustia de amores de un día.

Un día de tantos, en llantos hundida,
y no soportando lamentos y pena,
con negro revólver se quita la vida
creyendo con eso, se acaba. condena.

Aquellos beatos, que al Cristo le rezan,
tan fríos proclaman, con grande desprecio:
buscó su destino, mas quienes tropiezan
es ley de la vida que paguen el precio.

Y muchos se afanan juzgar los errores
que nobles personas podrán cometer,
la vida, se sabe, nos da sinsabores
que pueden hacernos un mísero ser.

Autor: Aníbal Rodríguez.