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TIEMPO DE SILENCIO...

El tiempo...

lentamente se desgrana, 

 

en adverbio

compungido...

de caricia derramada,

 

de promesa empobrecida

se acartona,

 

entre acacias...

cristalino se adormece,

 

en los ángulos...

desgajados

de la tarde.

 

Es... a modo de viento,

dubitativo, innoble... y puro,

entre idilios desnudados

de caricia olvidadiza,

 

de clepsidra...

y brisa... se estremece,

entre labios desasidos

de misterio en sus quebrados.

 

Es acaso...

ocaso y lira,

de incorpóreo beso

manifiestamente

lacerado

 

entre bocas

deshojadas...

de mañana numantina

preclara y bella,

 

desprovista

de lisonja

que lo alcance...

 

se diluye lentamente

entristecido...

en la roca desvestida

del retorno que lo incita.

 

Es una auténtica

alondra taciturna...

herida y negra,

 

en la inmensidad

desaconsejada

del océano de plata...

de la tarde

en que se anuncia,

 

reclamando...

en el desierto de sus horas,

impuramente adormecidas

 

las hiedras procelosas

y desprovistas

de abandono...

 

del vacío en que se crece.

 

Entre aguas subversivas

el silencio se entretiene...

entre suspiros manifiestos

compungido... se enaltece,

 

de humedecido llanto

determinadamente...

impuro... y azul...

 

se recela muy despacio

en la alcoba...

reclinada de la tarde.

 

Se revela mal herido...

y desgajadamente roto,

 

por la boca olvidadiza

y desgarrada...

del cristal

desamortizado,

 

de la angustia...

en su desaire.

 

 

AUTOR. JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.