Wilson Amado Gamboa

Tú en mi cuarto

Tus labios me nombraban sin saberlo
pegando tus palabras en mi oído.
Mis labios te rogaban sin sentido:
-Tu cuerpo es mi licor, quiero beberlo-.
Y pude despojarte de tus ropas
bebiéndote cual vinos en mil copas.

Tan pronto te saqué de tu vestido,
tu pecho me embriagó con su perfume,
mi boca beso a beso lo consume
y el aire disfrutó cada gemido.
Locura de ternura y de impaciencia
¡oh! mezcla de razón y de demencia.

Si acaso algún rincón no fue besado
mis manos regaláronle caricia,
tus labios en mi cuerpo ¡qué delicia!,
mis labios en tu cuerpo no es pecado.
Y dimos rienda suelta a la locura
y unimos nuestros cuerpos con ternura.

 

Mis ojos te buscaban y tus ojos
hablaban suplicando entrecerrados,
tu vientre y firme pecho vi agitados,
gemidos escuché en tus labios rojos
y entonces alma y cuerpo enloquecieron
y cama, piel y cuarto estremecieron.

 

Mis sábanas durmieron en el frío
lugar donde las ropas terminaron.
Al rato los gemidos se callaron,
tu cuerpo descansó abrazado al mío.
Tu pecho se juntó con mis latidos,
mi manta nos cubrió al vernos dormidos.