Leonor Cuevas Martín

Cupido dormido

Desde niños cómplices de cada historia.

Sus manos se fundieron con las suyas.

Crearon para ellos su propio microclima.

 

Mirada enamorada y unión a cada paso

no supuso cimiento para evitar fracaso.

 

Ayer, manos calientes, calor de hogar traían.

Hoy cueva desolada, punzante estalactita.

 

Hoy  corazón partido con espinas clavadas,

sus ojos si la miran son lanzas afiladas.

 

Hoy late el corazón maltrecho y dolorido,

se agita con razón ante el odio enemigo

que sus ojos de ayer de amor hasta la muerte,

hoy muerte sin amor con cuchillo inminente.

 

Alerta a cada instante espera su regreso,

ayer cuando llegaba se lo comía a besos.

 

Mirada enamorada, hoy cuchillo enemigo,

ayer Cupido alegre, hoy Cupido dormido.