Santiago Miranda

Desplazamiento libidinal

Libera la carga

(pero no hay metáfora marítima

ni proa ni carga ni algas

que ordenen el sentir)

o desplázala a otro salón

(¿pero donde está el mar

en esta habitación?)

sellada al vacío, en él

vacío, entre tanto aire

viciado..

tantas son las recaídas del hombre..

Aunque carezca de espejos

la luna, se repite en cada pecho

y los aparatos que habitan

remiten a mí

a mi cabeza, a mis dedos

la maldición etnocentrista.

casi sin darme cuenta

casi sin querer hacerlo

lo hice

ya no la quiero

ya me produce nada

fuente de nada, causa, cumbre de nada

útero de silencio

su figura es olvido

y ya no hay gracia en la tortura

del recuerdo

ahora tú eres sol y luna

que tantea mis murallas

entre tiempos de armisticio

ahora eres plan y estrategia

de mis entrañas rabiosas

casi sin darme cuenta

casi sin querer hacerlo

la cambié por otra

desplazando mi carga a las olas

y ofrendando sus tributos en la playa

(¿pero dónde está el marino

en este valle florido?

¿y hacia donde va el sujeto que ama

que lleva mi nombre

y me recuerda tanto a un hombre que conocí?