Leonor Cuevas Martín

La vida en recuerdos

Al mirarlo, lo observaba.

Observándolo, lo miraba.

Su mundo, en lugar perdido.

Su vida, un sinsentido.

El reloj de sus recuerdos

se paró hace mucho tiempo

y sus historias vividas

son ahora su comida.

Experiencias del ayer

y alegrías del pasado

son el único motivo

por el que sonríe a ratos.

Miedos y penas que un día

superó y no recordaba

a su mente vuelven hoy

para inquietar su alma.

Su mente vaga  sin cese

y mil historias inventa,

él las percibe reales,

con entusiasmo las cuenta.

¿Dónde situar el límite

de realidad y ficción?

¿En el sueño, en la vigilia

o en nuestra imaginación?

¿Cómo saber si despiertos

lo que vemos es real?

¿Cómo distinguir sucesos

que solo en tu mente están?

Mirándolo, mil preguntas

a mi mente sacudían.

Observándolo, dudaba

del sentido de su vida.

Si ya no distingue apenas

que yo soy su compañera,

si su reloj se paró

en un momento cualquiera,

si el tren que guía su vida

hizo de esta una quimera

y observarlo cada día

solo alimenta mis penas,

¿cómo entender el destino

si a una persona tan buena

se le arrebató vivirlo

de una bonita manera

y a cambio siguió un camino

que a mi alma no consuela?