Me gusta esperarte cuando te espero,
imaginando el misterio de tus pasos,
gaviotas ,suavemente estrepitosas,
arco iris perdidos entre cielos.
Me gusta extrañarte cuando te extraño,
ausencia y filo que mi pecho hiere,
como espadas de un recuerdo ignoto,
clavadas en el fuego de mis sienes.
Me gusta soñarte cuando te sueño,
al arrullo lento de tus fuegos hondos,
en caballos que cabalgan intempestivos,
absorto en los orígenes del tiempo.
Me gusta tenerte cuando te tengo,
cual paloma arrebatada por el viento,
tú, el almíbar profundo de esta noche
que deseo, tercamente, interminable.