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TE AGRADEZCO, SEÑOR

 

Te agradezco Señor, que desde el cielo

tengas, para conmigo, tantas gentilezas

y en este Jueves Santo

 hayas puesto en mi mesa,

el  más exquisito manjar

que mi paladar, jamás haya degustado.

Tomó anzuelo y línea, mi niño,

marchó a la orilla del río…

(como me gusta, a la antigua,

como yendo a buscar sustento)

y le pusiste en su ilusionado señuelo

la presa que jamás había logrado,

un enorme y amarillo bagre,

que sus propias manos transformaron

en un “chupín” delicioso

que hoy hemos almorzado.

Te agradezco Señor, que desde el cielo

Mires a quienes te necesitamos,

a quienes, en nuestras flaquezas,

con nuestras miserias en las manos,

recurrimos a vos, esperanzados.