Eduardo A

Escuché a un pantano

Reconozco mi superficialidad

y que la inmovilidad me reprueba.

Como abortivo me encuentro,

no hay quien me alimente o me limpie,

solamente Dios me renueva.

¿Será que el cielo está en mí…?

Cómo es no me pregunte, entrar no quiera

“se mira y no se toca”, el riesgo es borrarlo,

su estado de ánimo solamente reflejo.

“Una ayudita por favor” clama postrado

este pobre inválido, “necesito ayuda.”

No tengo salida, acá me ve,

gracias a Dios que usted perdió el rumbo,

sino, semanas enteras de soledad…

La gente me evita, no se acerca

¡y claro que soy oscuro! Mi alma,

contaminada, me ha vuelto marginal.

No tengo futuro, ya me resigné,

si llueve mucho contamino todo,

pero con su escasez agonizo.

Condenado estoy a ser eliminado.