Alberto de Armas

Rosas negras

Le grité su nombre al mar
Las olas me devolvieron el susurro
De los besos imposibles
Que están al otro lado
Y la soledad entró en mi
Como un ladrón invisible
Entró en mi pecho y en mi alma
A robarme la esperanza
Al amor conciernen
los asuntos de la noche
Sobre la noche se cierne
como violento rayo el desamor
Y un eterno mayo nocturno arroja
Sobre las hermosas rosas
apasionadas y rojas
Una espantosa oscuridad
La espina de una rosa perfora
el dedo con que la acaricié
Allá en la huerta donde moran
los besos que soñé
Se cierne una amarga soledad
Ya no crecen rosas rojas a mi puerta
La noche las quiso negras,
negras y muertas