Irene..

Te amo.

Dicen que Amaria era una sirenita a la que le salían las piernas

cuando bajaba la marea de sus playas.

 

Sucedía entonces, que su amor bajaba corriendo loco desalinoaliento, a buscarla a la estación, porque sabía que solamente durante este tiempo único, las playas de Amaria quedaban al descubierto desnudas y abiertas de volar en volar.

 

Sabedor de que este fenómeno único igual que eclipse tan solo duraría unos días, hasta que la marea del Hasta para siempre volviera a subir, y sumergir las playas de Amaria amar adentro de nuevo a su sirenita.

 

Mas él navegante experto, calculaba con precisión la fecha exacta del día,

en que sus playas volvían a sumergirse y con ella su santo canto de sirena.

 

El navegante tenía dos palabras clave para desembocar este fenómeno fluido del corazón

sin que ella nunca adivinara que él era el amante-causante-errante de todo..

 

..simplemente se dejaba llevar como novia a la deriva del blanco en los brazos de ese verso oleaje.

 

Y así así, entre travesías de islas móviles

y flechas sonoras atravesadas de luz de parte a atra-besarte submarina por vaivienes de rumbos inexactos

 

pasaron varios meses desde la última vez que ella anduviera los pasos de los besos de los huesos

al tenerse de sus caderas sostenerse.

 

Siete días tenemos mi amor, esa es la cifra de la eternidad fresca

que de nuevo se descifra, para volvernos locos de amar.

 

De tanto en tanto Amaria la sirenita salía a la superficie su cabecita rubia

y asomaba su oído, por si escuchara la caracola de esas dos palabras.

 

Tan hondas tan ondas, que el eco se bebía la segunda hache, y con ella dibujaba circulitos de agua

para que su sirenita tocara la estela redonda de su garganta.

 

Esas dos palabras que fueron que serán y que son: Te amo.