PELEA DESIGUAL
Combatían en desigual batalla,
Un asno y una mosca cojonera.
La mosca actuando de canalla
Y el asno con su habitual tontera.
El asno daba coces al vacío,
Entre rebuznos, saltos y carreras.
La mosca con pereza y con hastío,
Pero con picadura puñetera.
Y en estas lides, desastrado y sucio,
Entró en acción el dueño del jumento,
Que, viendo el desaforo de su rucio,
Enfadado y profiriendo juramentos,
Le agarró fuertemente las pelotas,
Y al hacerlo, a la mosca puñetera,
Dejó aplastada y con las alas rotas,
Al apretar en la zona que mordiera.
El asno, de la mosca liberado,
Por un instante, sintió satisfacción,
Pero, al momento se sintió afectado,
Por lo tremendo de aquel apretón.
Y, en un acto impensado, por reflejo,
Una coz propinó al libertador,
Dejándolo maltrecho y muy perplejo
Y del cabreo, preso de un gran temblor.
Y, cogiendo el mango de una pala,
Le atizó una paliza a su jumento,
Que, si no es porque entrara la zagala,
Aquel asno muriera allí al momento.
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A menudo, asistimos a reyertas,
Desigualadas por sus contendientes,
Mas, de desigualdad un tanto incierta
Si analizamos a los oponentes.
Y así, si pensamos en la mosca,
La tildamos de sutil y de canalla,
Y, por poco sibilino y formas toscas,
Aquel labrador no dio la talla..
El asno actuó como lo que era,
Una bestia sin más conocimientos,
Y se manifestó de igual manera,
El labrador y dueño del jumento.
Pero entre ellos si que hay diferencia,
Y es que, si cuatro patas tiene el rucio,
Su amo, amén de poca inteligencia,
Sólo dos, piensa menos y es más sucio.
Abril de 2016
Jose Cruz Sainz Alvarez