Esa sensación de abandono de tu cuerpo,
ese frío que te estremece
y congela tus pensamientos y el tiempo.
Cuando eres incapaz de pensar,
y cuando no puedes escuchar
aquello que el corazón te desea contar.
Aquella mirada hacia el horizonte infinito,
que solo quiere perderse
y leer lo que no esta escrito.
La llama que de los ojos se apaga,
te entristece el alma
y con manto de sombra te atrapa.
Cuando sabes si por el buen sendero
conduciendo tu destino estás,
o simplemente paseando
sin rumbo te encuentras.
Como no herir a lo que fue herido,
como no ver llorar a lo que ha sufrido,
como no ver reír a lo que te ha sonreído
y como no amar a lo que te ha amado.
Anhelo que todo como antes sea,
mas en mi mano no se encuentra,
el corazón no se deja dominar,
por mucho que tu cabeza insista
si el corazón decide callar
habrá puesto punto y final.
Deleítate con la brisa del mar,
que si el corazón te impide adentrarte
tan sólo tendrás la orilla para caminar.