LUIS ADONAY VENEGAS LEYTON

Jugando y creciendo en la quebrada húmeda

Jugando y creciendo en la quebrada húmeda

 

Disfrutar del juego que siempre disfruté

cuando era niño...

resbalarme en la quebrada

por el tobogán de hojas mustias

caídas de lo alto cuando el árbol gigante

se desnuda y muestra su tronco recto y largo

como sombra del ocaso del rey  sol

buscando su refugio

para pasar la noche...

 

Hermoso y fuerte te ves árbol

como pilar de mármol,

sostienes el cielo cuando los rayos de la tarde

alumbran tu estructura

capaz de sustentar

el techo del mundo,

al contemplarte desde el húmedo suelo

que te rodea..

maravillado...conmovido,

- milagro único.

 

Cada gota del cristal de aguas 

que en llovizna cae por la noches

va formando cuentas transparentes

que se deslizan lento 

por los toboganes naturales

de las hojas y ramas de los árboles grandes

y pequeños que habitan la quebrada,

 aquella, de mis infantiles juegos.

 

Deslizarse en la humedad

utilizando el barro suelto y las hojas caídas,

es delicia que no termina

en tanto puedas ir tocando con las manos,

las hojas, pequeñas ramas, matorrales

y las flores...sin ver nada

- ojos cerrados, solo animal instinto

utilizado para esquivar

los vecinos troncos

que marcan el sendero

de mis solitarios juegos

hasta llegar al borde

de la corriente de agua

que desciende por la quebrada

como cinta de espuma y plata.

 

La humedad se queda pegada

al cuerpo de uno,

también del musgo,

de las hojas amarillas

descolgadas

y que ahora tapizan el suelo, 

los rincones

y las orillas de la quebrada entera

que ayudará a la vida cuando pase el tiempo

- por ahora es parte de mis juegos.