Es esa larga lista de dogmas opresores
que de niña aprendiste los domingos en misa,
que permiten se pierdan del amor sus fulgores
y logran te conviertas en alma muy sumisa.
Quisiera que supieras que no hay peor castigo
que saber que te adoro, que saber que me adoras,
el saber que tu dicha la compartes conmigo,
y dejas que se impongan las lenguas destructoras
Tus miradas serenas, me confiesan silentes
que deseas quedarte, que seré tu destino,
mas prejuicios superan tus deseos ardientes,
y dejas nuestros sueños, en medio del camino.
Es difícil vivamos, si te sientes vencida,
creyendo que lo nuestro nos lleva a lo profano,
la llama que sentimos, jamás será prohibida,
es grande sentimiento de todo ser humano.
Las rosas más hermosas las cubren las espinas,
mas podemos sembrarlas, ya que son primorosas,
y nuestros corazones, con luces cristalinas,
serán las azucenas radiantes y gloriosas,
Por eso yo te pido que olvides tus temores,
amándonos felices rompiendo las barreras,
la pasión que sentimos, perfumada de flores,
es estrella divina con fulgentes lumbreras.!
Autor: Aníbal Rodríguez.