Mi querido papagayo
que raudo encumbras tu vuelo,
tienes la furia del rayo
que calma mi desconsuelo,
con estas lluvias de mayo
te quedas triste en el suelo.
Papagayo cola larga
barrilete sin frenillo,
volantín de pena amarga
viejo cometa amarillo,
por el dolor que me embarga
oye mi voz de chiquillo.
Yo te ruego con ternura
papagayo de mí anhelo,
que al subir a las alturas
donde Dios tiende su velo,
lleves esta carta triste
a mamá, que está en el cielo.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.